La polémica comenzó cuando el diseñador español Miguel Adrover anunció públicamente que se negaba a crear un vestuario para Rosalía. ¿La razón? Que ella no se había pronunciado de forma pública y clara sobre el conflicto entre Israel y Palestina. Según Adrover, “el silencio es complicidad” y consideraba que figuras con gran alcance mediático tienen responsabilidad de hablar sobre temas de justicia.
Adrover incluso compartió capturas de correos electrónicos intercambiados con el equipo de Rosalía, donde explicaba que no trabajaría con artistas que no mostraran su apoyo explícito a Palestina. En su mensaje, insistía en que la cantante debía usar su plataforma para condenar lo que él denominaba un “genocidio”.
Tras esos señalamientos, Rosalía finalmente decidió romper el silencio y ofreció su versión en Instagram. Aclaró que su falta de declaraciones públicas no implica que ella no condene lo que está ocurriendo en Palestina: “El hecho de no haber usado mi plataforma de forma alineada con el estilo o expectativas ajenas no significa en absoluto que no condene lo que está pasando en Palestina”, escribió.
Rosalía expresó su dolor por las pérdidas humanas: “Es terrible ver día tras día cómo personas inocentes son asesinadas y que los que deberían parar esto no lo hagan”. Admitió que su mensaje sería “incompleto e imperfecto”, pero que estaba escrito con buena intención. También reclamó que las críticas no deberían ir entre artistas, sino hacia quienes tienen poder para actuar: “Creo que el señalamiento debería direccionarse hacia arriba (hacia quienes deciden y tienen poder de acción), y no en horizontal (entre nosotrxs)”.
Además, Rosalía reconoció que todos vivimos con contradicciones, incluida ella misma, y que aunque intente “hacer lo correcto”, no siempre lo logrará, pero está en un proceso de aprendizaje. Cerró su mensaje expresando respeto y gratitud hacia las ONG, activistas, voluntarios, periodistas y personas que trabajan activamente por las causas humanitarias.
La controversia ha generado un debate público intenso acerca de las responsabilidades de los artistas frente a causas sociales y la interpretación del silencio como complicidad. Mientras algunos han apoyado a Adrover por exigir una postura pública de Rosalía, otros han defendido el derecho de la artista a expresar su compromiso a su manera y en sus tiempos.