La infanta Elena ha lanzado una acusación explosiva contra la reina Letizia, acusándola de maltratar a su hija, Victoria Federica, al impedirle asistir al emotivo recibimiento de la princesa Leonor en Nueva York. Este inesperado ataque ha sacudido los cimientos de la familia real española, que ya enfrenta tensiones internas evidentes.
Elena, visiblemente furiosa, rompió el protocolo al denunciar públicamente la actitud de Letizia, a quien acusa de desprecio y control hacia Victoria. Según fuentes cercanas, la decisión de la reina consorte de prohibir el viaje de Victoria a Nueva York no solo es considerada injusta, sino que también refleja una constante dinámica de poder dentro de la casa real. Mientras Leonor cerraba su travesía con honores, la familia real se encontraba dividida y ausente en un momento crucial.
La tensión se intensifica al considerar que, en este acto simbólico de unidad, ningún miembro de la familia real estuvo presente para recibir a Leonor. Desde la reina Letizia hasta el rey Felipe, todos se ausentaron, lo que ha generado numerosas especulaciones sobre las verdaderas razones detrás de esta frialdad institucional. ¿Es una estrategia para mostrar a Leonor como una figura autónoma y fuerte, o hay conflictos familiares más profundos en juego?
Elena ha dejado claro que no se trata de una simple falta de interés: “No es que no quisiéramos estar, es que no se nos permitió estar”. La situación plantea serias dudas sobre la unidad y la imagen de la monarquía española, que podría estar en riesgo ante la exposición de estas divisiones familiares.
Con el futuro de la familia real en juego, la comunidad se pregunta: ¿Está la reina Letizia actuando como madre protectora o como controladora? ¿Cómo afectará esta pelea familiar la percepción pública de la monarquía? La situación es crítica y la atención está puesta en cómo se desarrollará esta saga real.