¡ESCÁNDALO! LA SERIA INVESTIGACIÓN CONTRA LAURA SARABIA QUE PETRO NO ESPERABA
En un giro inesperado que sacude los cimientos del gobierno colombiano, la ministra de Relaciones Exteriores, Laura Sarabia, se encuentra en el centro de una tormenta judicial. La acusación es grave: se le señala de haber facilitado la fuga del exfuncionario Carlos Ramón González, quien está acusado de desviar miles de millones de pesos destinados a la gestión del riesgo de desastres. La orden de captura contra González ya estaba lista, pero él logró escapar a Nicaragua, un país sin tratado de extradición con Colombia.
La denuncia, presentada por Pablo Gusto Sánchez en representación de comunidades afectadas, no es un mero formalismo. Es una acusación contundente que involucra a altos funcionarios del Estado, incluida la fiscal general Luz Adriana Camargo. Según los documentos revelados, la embajada colombiana en Nicaragua, bajo la dirección de Sarabia, intervino para regularizar el estatus migratorio de González semanas antes de que se emitiera la orden de captura.
El caso es emblemático de un entramado de corrupción que podría desmantelar la credibilidad de las instituciones colombianas. La reacción política no se ha hecho esperar. Daniel Briseño, concejal de Bogotá, ha prometido presentar su propia denuncia penal, acusando a Sarabia de complicidad en este escándalo que él califica como el más grande del gobierno de Gustavo Petro.
Mientras tanto, la abogada de Sarabia niega cualquier implicación, argumentando que las decisiones migratorias son competencia del embajador, no de la canciller. Sin embargo, la comunidad observa con atención, cuestionando la independencia de la fiscalía y la transparencia del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Este escándalo no solo revela la fragilidad de las instituciones, sino que también pone de manifiesto la profunda desconfianza que la sociedad civil tiene hacia el poder. La investigación que se avecina será crucial para determinar si hubo una intención coordinada de proteger a un presunto delincuente o si todo fue un cúmulo de desafortunadas coincidencias. La verdad está en juego, y la ciudadanía exige respuestas.