¡ESCÁNDALO EN LA CELAC! Gustavo Petro, presidente de Colombia, ha desatado una tormenta diplomática en Estados Unidos tras su audaz discurso en la reciente cumbre de ministros de energía de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños. En un llamado directo y provocador al expresidente Donald Trump, Petro planteó una revolución energética para América Latina, advirtiendo que si Washington no actúa, China podría tomar el control de la situación.
Durante su intervención, Petro no solo propuso la integración eléctrica de la región, sino que también reveló maniobras internas dentro de su gobierno, denunciando un “genocidio” en medio del conflicto israelí-palestino. Con un tono informal y cargado de ironía, instó a Trump a invertir, afirmando que “el billete guardado es disminución de la ganancia”. Su mensaje fue claro: Colombia no esperará eternamente por una respuesta de Estados Unidos.
El presidente colombiano destacó que su propuesta de unir los sistemas eléctricos de América del Sur y Central podría generar oportunidades de negocio por 600.000 millones de dólares. Sin embargo, también lanzó una advertencia contundente: “Si no quiere Trump, hágalo usted”, refiriéndose a Xi Jinping, dejando entrever que Colombia está lista para avanzar sin el apoyo estadounidense.
Además, Petro denunció la manipulación de su propio gobierno por parte del exministro Luis Carlos Reyes, quien, según él, había bloqueado su decreto que prohibía la exportación de carbón a Israel. Estas acusaciones revelan una profunda frustración con las luchas internas que amenazan su agenda.
Este discurso no solo redefine el futuro energético de la región, sino que también plantea interrogantes sobre el poder real en Colombia. El tiempo de las excusas ha terminado, y el presidente ha dejado claro que está dispuesto a tomar medidas audaces para posicionar a Colombia como un actor clave en el nuevo orden energético de América Latina. La comunidad internacional observa con atención: ¿quién responderá a la llamada de Petro?