¡ESCÁNDALO EN COLOMBIA! La fiscal Adriana Camargo ha desatado una tormenta política al confirmar que el ambicioso plan de paz total del presidente Gustavo Petro se está desmoronando. En un giro inesperado, Camargo ha señalado que algunos negociadores de paz, en lugar de trabajar por la reconciliación, continúan involucrados en actividades criminales. El caso más alarmante es el de alias “la araña”, líder de los comandos de frontera, quien fue capturado recientemente. Este hecho pone en evidencia que la paz prometida se ha convertido en un espejismo, donde los criminales operan impunemente mientras se sientan a negociar con el gobierno.
La fiscalía ha dejado claro que las negociaciones no son un “cheque en blanco” para delinquir. Sin embargo, el presidente Petro parece más preocupado por su imagen política que por la seguridad del país. La suspensión de órdenes de captura solo se aplica a nivel nacional, lo que significa que los criminales podrían ser extraditados a Estados Unidos, dejando en manos de Petro la decisión de proteger o no a estos negociadores. La pregunta que surge es si realmente se busca la paz cuando los propios negociadores están inmersos en el crimen organizado.
Este escándalo no es un caso aislado; otros miembros de grupos criminales también están bajo la lupa de la justicia. La percepción general es que el gobierno de Petro está montando un circo político, vendiendo una narrativa de paz mientras la realidad es que los criminales siguen dominando. La fiscalía continúa haciendo su trabajo, y la ley en Colombia persiste, pero la credibilidad del proceso de paz está en juego.
La situación es crítica: ¿permitirá Petro la extradición de estos delincuentes, o los protegerá para no ver caer su proyecto de paz total? La incertidumbre crece, y el país observa con atención cómo se desarrollan estos acontecimientos que podrían cambiar el rumbo de Colombia.