A sus 76 años, Camilla llora al ser descubierta destruyendo las cartas de Diana, un acto que ha desatado una tormenta mediática sin precedentes. En un giro dramático, la reina fue sorprendida en Clarence House arrojando al fuego cartas escritas a mano por la difunta princesa Diana, una revelación que ha dejado a la opinión pública en estado de shock y furia.
Las cartas, que contenían las confesiones más íntimas de Diana, fueron descubiertas por una joven archivista que, paralizada por la escena, no pudo evitar ser testigo de la destrucción de lo que muchos consideran un legado invaluable. “Hay cosas que es mejor olvidar”, habría declarado Camilla al ser consciente de su presencia, antes de incinerar las misivas, un acto que ha sido calificado como un intento de borrar la memoria de una figura icónica.
El escándalo ha generado una ola de indignación, con el hashtag #DianaMereceMás convirtiéndose en tendencia en las redes sociales. Los comentarios de los ciudadanos reflejan un profundo dolor y traición, mientras que figuras públicas han calificado la acción de Camilla como una “declaración de guerra” contra la memoria de Diana. La reacción ha sido tan intensa que la aprobación de Camilla ha caído por debajo del 22%, el nivel más bajo desde su matrimonio con Carlos.
El impacto de este escándalo se siente no solo en el ámbito público, sino también en el seno de la familia real. Se rumorea que tanto el príncipe William como el príncipe Harry están devastados por la noticia, con William demandando acceso inmediato a los documentos restantes de su madre. Mientras tanto, el rey Carlos se enfrenta a un dilema, atrapado entre la defensa de su esposa y la creciente presión pública por transparencia y justicia.
A medida que el escándalo se desarrolla, la pregunta persiste: ¿cuántas cartas más han sido destruidas y quién más está involucrado en este intento de silenciar la voz de Diana? La monarquía británica, ya tambaleándose bajo el escrutinio, ahora se enfrenta a una crisis de confianza que podría cambiar su futuro para siempre. La memoria de Diana sigue viva, resonando con más fuerza que nunca, mientras el legado de la reina Camilla pende de un hilo.