El mundo de la música norteña se viste de luto tras la devastadora noticia del fallecimiento de Rosendo Cantú, el último de Los Cadetes de Linares. Su hijo, entre lágrimas, ha confirmado la triste realidad que nadie quería escuchar. Con su partida, se apaga una voz que resonó en el corazón de miles, una figura que, a lo largo de su vida, vivió entre éxitos, traiciones y un legado lleno de controversias.
Desde sus inicios junto a Homero Guerrero y Lupe Tiller, Rosendo fue un personaje polarizante. Algunos lo veneraban como el alma de Los Cadetes, mientras otros lo veían como un oportunista. Sin embargo, su conexión con la música era innegable. En un memorable concierto en 1998, el público lo recibió con una ovación ensordecedora, celebrando 25 años de trayectoria y recordando la esencia de una agrupación que marcó la historia del género.
A pesar de las separaciones y conflictos que marcaron su carrera, Rosendo nunca dejó de luchar por su sueño. Nacido en un hogar humilde en China, Nuevo León, su deseo de trascender lo llevó a abandonar la vida de labranza para perseguir su pasión musical. Con el tiempo, se unió a Los Cadetes de Linares, donde su voz y carisma se convirtieron en emblemas de la música norteña.
Sin embargo, su historia no está exenta de sombras. La muerte de Homero en un trágico accidente y las tensiones con Lupe llevaron a separaciones y disputas legales que mancharon su legado. Aun así, Rosendo se mantuvo firme, defendiendo su lugar en la historia musical.
Hoy, mientras el eco de su música sigue resonando en las fiestas y reuniones, la pregunta persiste: ¿qué pasará con el legado de Rosendo Cantú? Con su hijo Rodolfo preparado para asumir el relevo, el futuro de Los Cadetes de Linares queda en manos de la próxima generación. Pero la huella de Rosendo, un hombre que nunca dejó de luchar por sus sueños, permanecerá grabada en el corazón de quienes amaron su música.