En un giro inesperado que ha captado la atención de España, el rey Felipe VI fue objeto de un bochornoso episodio durante la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Girona 2025. A pesar de la celebración del talento joven y la presencia de la familia real en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, la jornada se vio marcada por una palpable tensión entre el monarca y su esposa, la reina Letizia.
Las imágenes del evento, que mostraban a la familia posando con los premiados, revelaron un distanciamiento notable entre Felipe y Letizia. Mientras el rey se mostraba cercano a sus hijas, la reina, en un momento particularmente incómodo, hizo un gesto contundente que dejó a todos los presentes boquiabiertos: exigió que Felipe posara solo con ella, lo que provocó murmullos y miradas de sorpresa entre los asistentes. Este episodio no solo evidenció la fricción en la pareja, sino que también dejó entrever una posible fractura en su relación, justo en un contexto tan simbólico.
Las reacciones en redes sociales no se hicieron esperar. Comentarios como “Felipe ya no disimula” y “Leticia lo dejó en evidencia” se volvieron virales, reflejando la preocupación del público por la salud de la monarquía española. Este tipo de situaciones, donde las diferencias personales se hacen visibles en actos oficiales, generan inquietud sobre cómo esto podría afectar la imagen de la institución ante la ciudadanía.
Mientras el rey continuó evitando la interacción con Letizia, su lenguaje corporal dejó entrever un descontento que muchos interpretan como un signo de una crisis más profunda. La pregunta que ahora resuena en el aire es: ¿es este un simple malentendido o una señal de que la relación entre los reyes está en un punto crítico? La atención está centrada en ellos, y el futuro de la monarquía podría depender de cómo manejen esta situación.