**Claves del día: El grave error de Trump, el gran descubrimiento del oro y el castigo de las élites**
En una jornada marcada por la tensión económica y política, el secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Besen, ha solicitado una investigación sobre la Reserva Federal, intensificando la presión sobre su presidente, Jerome Powell. Este movimiento se produce en medio de las crecientes críticas de Donald Trump, quien ha cuestionado abiertamente la gestión de la Fed, sugiriendo que debería bajar las tasas de interés. La independencia de la Reserva Federal, considerada fundamental para la estabilidad financiera del país, se encuentra en la cuerda floja.
Mientras tanto, el mercado de valores está en una montaña rusa, con caídas en Wall Street, Europa y Asia, lo que refleja la incertidumbre reinante. Powell se dirigirá al público hoy a las 2:30 PM CET, y todos los ojos están puestos en sus palabras, que podrían definir el rumbo económico del país.
En otro frente, un descubrimiento revolucionario ha captado la atención del mundo: una startup de energía de fusión en San Francisco afirma haber descifrado la antigua alquimia, prometiendo la posibilidad de convertir mercurio en oro. Este avance podría transformar radicalmente el mercado de metales preciosos y provocar una fiebre por el oro en un momento en que su precio ya ha subido un 28% en medio de tensiones geopolíticas.
A medida que la economía global se enfrenta a una desaceleración, las élites están bajo fuego. La administración Trump, que se jacta de logros económicos, ahora enfrenta críticas por el aumento del déficit proyectado en 3.4 billones de dólares debido a su ley fiscal. La presión sobre la Reserva Federal y la inestabilidad del mercado podrían tener consecuencias devastadoras si no se manejan adecuadamente.
El reloj avanza, y el 1 de agosto se acerca, marcando una fecha crítica en la guerra comercial con Europa. La situación es volátil, y los inversores deben estar atentos a los movimientos que podrían desencadenar una crisis económica. La incertidumbre está en el aire, y la pregunta persiste: ¿está Estados Unidos jugando con fuego?