ÚLTIMA HORA | La tensión diplomática entre Estados Unidos y Brasil alcanza un nuevo nivel tras las incendiarias declaraciones del presidente brasileño, Lula da Silva, quien ha desafiado abiertamente a Donald Trump, afirmando: “Ningún gringo me va a dar órdenes”. En un apasionado discurso ante activistas estudiantiles en Goiás, Lula rechazó cualquier injerencia de potencias extranjeras en los asuntos internos de Brasil, subrayando que las decisiones deben ser tomadas exclusivamente por los brasileños.
La controversia se intensificó cuando Lula acusó a Trump de actuar como un “emperador del mundo”, señalando que su enfoque autoritario en la política comercial carece de la negociación que Brasil exige. “Estoy seguro de que el presidente estadounidense nunca ha negociado ni el 10% de lo que yo he negociado en toda mi vida”, enfatizó Lula, defendiendo el multilateralismo como un pilar de su administración.
La Casa Blanca no tardó en responder. Caroline Livid, secretaria de prensa, defendió a Trump como un líder elegido por el pueblo estadounidense, desestimando las acusaciones de Lula y reafirmando que el presidente no busca ser un “emperador”. “Es un presidente fuerte para Estados Unidos y el líder del mundo libre”, declaró Livid.
Este choque de titanes políticos no solo marca un punto álgido en las relaciones entre ambas naciones, sino que también resuena en el contexto global, donde las tensiones entre potencias continúan en aumento. La comunidad internacional observa con atención cómo se desarrollan estos acontecimientos, que podrían tener repercusiones significativas en la diplomacia y el comercio mundial. La pregunta ahora es: ¿cómo responderá Trump a este desafío directo de Lula da Silva? La situación está que arde y el mundo espera respuestas.