El presidente Gustavo Petro ha desatado una ola de controversia tras sus recientes declaraciones sobre la Estatua de la Libertad y su propuesta de “colombianizar” elementos culturales de Estados Unidos. En un discurso que ha dejado a muchos boquiabiertos, Petro comparó a Superman con un periodista de un diario neoliberal, sugiriendo que la verdadera identidad del superhéroe pasó desapercibida por su apariencia y su trabajo en medios de comunicación.
Durante el evento, el presidente propuso trasladar la icónica estatua a Cartagena, lo que generó reacciones mixtas entre los asistentes y los ciudadanos. “Las estatuas son personas”, afirmó Petro, provocando confusión y risas entre el público. Además, mencionó planes para “colombianizar” personajes como Mickey Mouse y la Mujer Maravilla, lo que ha llevado a muchos a cuestionar la seriedad de sus intenciones.
La situación se intensifica con la llegada de protestas en el edificio donde reside el presidente, donde arroceros en paro exigen garantías laborales y se quejan de su gestión. La tensión es palpable, y muchos se preguntan si estas propuestas extravagantes son una distracción de los problemas reales que enfrenta el país.
Mientras tanto, el ministro de Trabajo celebró la reducción de la jornada laboral, pero la atención se centra en las palabras de Petro, que parecen más un espectáculo que una política seria. La comunidad está en alerta, preguntándose qué significan realmente estas declaraciones para el futuro del país. La mezcla de humor y seriedad en su discurso ha dejado a muchos desconcertados, y la pregunta que todos se hacen es: ¿Está el presidente realmente en sintonía con la realidad de Colombia?