ANDREW SMITH: “Trump está convencido que el mundo se tiene que repartir entre Rusia, EEUU y China”
En medio de una crisis internacional que se intensifica, Ucrania se encuentra en una encrucijada crítica. La reciente solicitud de Kiev a Estados Unidos para mantener el flujo de misiles es un grito de auxilio ante la posible reducción del apoyo militar. La preocupación en Ucrania es palpable: ¿se quedará sola frente a la agresión rusa mientras Washington reconsidera su compromiso?
Desde la llegada de Peter Hesset al Pentágono, las alarmas han sonado. La reducción de envíos de armas a Ucrania no es un mero rumor; es una realidad respaldada por el agotamiento de arsenales críticos, como los misiles patriots y la munición de artillería. Las prioridades de Estados Unidos parecen haber cambiado, con Israel ocupando un lugar destacado en la lista, dejando a Ucrania en una situación vulnerable y expuesta.
Los recientes informes indican que el arsenal de misiles patriots de EE. UU. ha caído a menos de 500, una cifra alarmante si se considera la magnitud de los ataques rusos. La guerra de desgaste que enfrenta Ucrania no puede sostenerse con sistemas de armas tan costosos y complejos, y la situación se torna insostenible. La presión sobre Ucrania se intensifica, mientras el Kremlin observa con interés, sabiendo que el tiempo juega a su favor.
La respuesta de Europa es igualmente crucial. Sin un respaldo firme de Estados Unidos, el viejo continente debe decidir su postura geopolítica. La incorporación de Ucrania en la Unión Europea podría ser un paso decisivo para disuadir a Rusia, pero la falta de voluntad política es evidente.
A medida que la tensión aumenta, la visión de Trump de un nuevo orden mundial, donde Estados Unidos, Rusia y China comparten esferas de influencia, se hace más relevante. La comunidad internacional debe actuar con urgencia para evitar que la situación en Ucrania se convierta en un punto de no retorno. La independencia de Ucrania está en juego, y el tiempo se agota.