**Roberto Cobo y su amante: el final trágico que pocos conocen**
En un giro devastador de la historia del cine mexicano, se revela la trágica vida de Roberto Cobo, un ícono cuya existencia estuvo marcada por el amor prohibido y el dolor oculto. Conocido por su interpretación intensa y su apodo “Calambres”, Cobo no solo fue un brillante actor, sino un símbolo de rebelión en un mundo que no aceptaba su verdad. Detrás de la fama, se escondía un hombre atormentado por un amor secreto: Joaquín Vargas García, conocido como Borolas, su compañero y refugio en medio de la tormenta social.
La relación entre Cobo y Borolas, marcada por la complejidad y el sufrimiento, se convirtió en un tema de susurros entre cinéfilos y amantes del arte. En una sociedad que condenaba el amor entre hombres, su vínculo se tornó en una tragedia silenciosa. La muerte de Borolas en 1993, víctima de adicciones y un desgaste emocional implacable, dejó a Cobo sumido en la soledad. A pesar de su éxito en el cine, la pérdida de su amor fue un golpe del que nunca se recuperó completamente.
El desenlace de Cobo llegó en 2002, cuando un infarto lo sorprendió mientras ensayaba su última obra. Su partida marcó el cierre de un capítulo doloroso, no solo para el cine mexicano, sino para todos aquellos que habían visto en él un reflejo de su propia lucha. Las cenizas de Cobo fueron esparcidas en el Pacífico, un intento de encontrar la paz que le fue esquiva en vida.
Hoy, su historia no es solo una anécdota trágica, sino un recordatorio de las batallas que enfrentan aquellos que aman en secreto. La vida de Roberto Cobo y su amor por Borolas nos confrontan con la dura realidad de una sociedad que aún lucha por aceptar la diversidad. Su legado perdura, un eco de resistencia en un mundo que necesita recordar que amar nunca debería ser un delito.