**Polémica por reunión del presidente Gustavo Petro en Medellín: lo que pasó en tarima**
En un evento que ha sacudido a Colombia, el presidente Gustavo Petro se presentó en Medellín acompañado de jefes de bandas criminales, generando una ola de indignación y rechazo entre la ciudadanía. La situación se tornó aún más alarmante cuando estos criminales, que cumplen condenas en la cárcel La Paz, lanzaron ataques directos al alcalde Federico Gutiérrez, quien expresó sentirse intimidado y exigió medidas de seguridad al gobierno.
La escena se desarrolló en el centro administrativo Alpujarra, donde Petro defendió su presencia en la ciudad, desafiando a sus críticos. La controversia estalló cuando figuras temidas del crimen, como alias Douglas y alias Carlos Pesebre, tomaron el micrófono, desafiando la autoridad y la seguridad pública. Este acto no solo ha sido calificado como un “premio a la barbarie”, sino que también plantea serias preguntas sobre la legalidad y la ética del gobierno en su búsqueda de una “paz total”.
El gobernador de Antioquia, un firme opositor a la política de Petro, advirtió sobre los peligros de normalizar la presencia de criminales en espacios públicos. La Defensoría del Pueblo y otros líderes políticos han denunciado que este tipo de acercamientos socavan el estado de derecho y pueden desmoralizar a las fuerzas de seguridad.
Mientras el gobierno defiende su estrategia de diálogo con criminales, la falta de un marco jurídico claro para tales acciones deja a muchos en estado de alerta. La controversia se intensifica en un país donde la paz es un tema delicado y las víctimas de la violencia merecen atención y justicia.
Las reacciones no se han hecho esperar, con expresidentes y figuras políticas condenando la situación y exigiendo responsabilidad. Este evento en Medellín no solo ha puesto en jaque la legitimidad del gobierno, sino que también ha encendido un debate crucial sobre la seguridad y el futuro de la paz en Colombia. La pregunta que todos se hacen ahora es: ¿a qué costo se busca esta paz?