La esperada secuela de Constantine finalmente ha llegado, y Constantine 2 se adentra más en el mundo ocultista, combinando terror sobrenatural y acción. Keanu Reeves regresa como el cínico y complejo cazador de demonios, John Constantine, quien se enfrenta a una nueva oleada de fuerzas oscuras que amenazan tanto el reino mortal como el sobrenatural. Esta vez, hay más en juego: Constantine busca la redención mientras lucha contra un antiguo mal que ha regresado para atormentarlo.
La película navega hábilmente por una trama más oscura e intrincada, donde Constantine debe enfrentarse a sus propios demonios, tanto literales como metafóricos, en un entorno visualmente impactante y escalofriante. El director Francis Lawrence mantiene el tono melancólico y atmosférico de la primera película, a la vez que expande el universo en nuevas y atractivas direcciones. El apartado visual es tan inquietante como hermoso, con escenas meticulosamente elaboradas que ofrecen suspenso y terror a partes iguales.
Reeves ofrece otra actuación cautivadora, combinando la vulnerabilidad de Constantine con su personalidad endurecida. El reparto secundario, que incluye personajes recurrentes y recién llegados, aporta profundidad a la historia, ofreciendo momentos de ligereza e intenso drama. Las secuencias de acción son electrizantes, equilibrando la tradición ocultista con encuentros explosivos.
Si bien la película no rehúye sus temas más oscuros, sigue resonando emocionalmente, especialmente para los fans que han seguido la historia de Constantine desde 2005. La película concluye con un giro inesperado, dejando la puerta abierta a futuras entregas.