**Título: “El Caso Wanninkhof: Un Error Judicial que Marcó a España”**
En octubre de 1999, la desaparición de Rocío Baninkov, una joven de 19 años, sacudió a España y desató una de las historias más trágicas y mediáticas del país. Aquella noche, mientras se preparaba para asistir a una fiesta en su pueblo, Rocío nunca llegó a casa. Su cuerpo fue hallado semanas más tarde, oculto bajo bolsas de basura, víctima de un brutal asesinato. Sin pruebas concluyentes, el dedo acusador se señaló hacia Dolores Vázquez, expareja de su madre, quien fue arrestada y condenada por un crimen que no cometió.
El juicio estuvo marcado por prejuicios y una narrativa sensacionalista que no dejaba espacio para la verdad. Cuatro años después, un segundo crimen, el de Sonia Caravantes, reveló la oscura realidad: el verdadero asesino era un depredador en serie, Tony King, que había camuflado su monstruosidad tras una nueva identidad en la Costa del Sol.
El escándalo judicial no solo arruinó la vida de Dolores, quien pasó 17 meses en prisión, sino que también expuso un sistema que prefirió la inmediatez del escándalo a la búsqueda de la verdad. La mediática condena a Dolores fue un reflejo de una sociedad que, cegada por el morbo, falló en proteger a sus jóvenes.
Tony King, con un historial criminal en el Reino Unido, finalmente fue arrestado gracias a las pistas de su exesposa, no por la brillantez de la investigación policial. La liberación de Dolores y la condena de King no repararon el daño causado. Aún hoy, el caso plantea preguntas inquietantes sobre la justicia en España y cómo los errores de un sistema pueden tener consecuencias fatales. La historia de Rocío y Sonia es un recordatorio escalofriante de que la verdad puede ser la primera víctima en un juicio mediático.