El conflicto en Ucrania se intensifica y el papel de los BRICS en este escenario geopolítico se vuelve crucial. Según José Luis Orella, las negociaciones entre Donald Trump y Vladimir Putin han fracasado, dejando un panorama sombrío donde la guerra se prolonga sin visos de paz. Con Rusia consolidando su posición y aprovechando condiciones climáticas favorables, la acumulación de tropas rusas en el frente plantea una amenaza inminente para las defensas ucranianas, que se encuentran en una situación crítica.
Orella advierte que cada día que pasa aumenta el riesgo de colapso de las fuerzas ucranianas. Mientras tanto, la escasez de mano de obra en Ucrania obliga a reclutar extranjeros, que ahora enfrentan amenazas rusas de no ser capturados. Este desbalance en el campo de batalla podría permitir a Rusia expandir su territorio y sentarse en la mesa de negociaciones desde una posición de fuerza.
La situación se complica aún más con las advertencias de líderes europeos sobre una posible guerra híbrida, lo que significa que Europa debe prepararse para un aumento de la conflictividad. La Guerra Fría parece resurgir en forma de espionaje y tensiones económicas, lo que sugiere que el conflicto no se limitará a enfrentamientos bélicos, sino que se extenderá a otros ámbitos críticos.
A medida que los BRICS, liderados por Rusia y China, consolidan su poder en este nuevo orden mundial, los Estados Unidos enfrentan el desafío de mantener su hegemonía. La fragmentación del liderazgo estadounidense podría dar paso a un nuevo equilibrio de poder global, donde las alianzas estratégicas de los BRICS se convierten en un factor determinante. La comunidad internacional observa con preocupación cómo se despliega este nuevo capítulo en la historia del conflicto, donde la inestabilidad y la incertidumbre parecen ser la única constante.