El pueblo dominicano se encuentra sumido en el luto tras la conmoción que ha dejado la tragedia del colapso en la discoteca Jetset, donde más de 220 vidas fueron arrebatadas de manera abrupta. Este jueves, miles de ciudadanos se agolpan en el cementerio Puerta del Cielo para dar el último adiós al icónico merenguero Rubi Pérez, quien perdió la vida en el mismo suceso. La ceremonia está marcada por la profunda tristeza y la solidaridad de quienes, con pancartas y música, rinden homenaje a un artista que se convirtió en símbolo de la alegría y la cultura dominicana.

Las imágenes son desgarradoras: familias devastadas, amigos llorando y el silencio ensordecedor de una pérdida irreparable. A medida que los restos de Rubi Pérez son llevados al crematorio, las palabras de sus allegados resuenan en el ambiente: “la música nunca morirá”. Con banderas dominicanas y venezolanas adornando su féretro, el pueblo se une en un tributo a un hombre que llevó el merengue a escenarios internacionales y que, en su última presentación, dejó una huella imborrable en el corazón de sus seguidores.

El presidente Luis Abinader y otras figuras importantes del país han estado presentes, expresando su pesar ante esta tragedia que ha tocado a tantos. Desde el Teatro Nacional hasta el cementerio, la voz del pueblo se alza en un grito de dolor y unidad, clamando por justicia y respuestas sobre las circunstancias que llevaron a esta catástrofe. La comunidad exige que se tomen medidas para evitar que tales tragedias se repitan en el futuro.

Mientras el país se esfuerza por sobrellevar esta calamidad, la música de Rubi Pérez resuena como un recordatorio de su legado. La tristeza y la esperanza se entrelazan en este momento crítico, donde cada lágrima derramada honra la memoria de aquellos que se fueron. La lucha continúa, y el pueblo dominicano, fuerte y unido, se aferra a la música y la memoria de sus héroes para sanar las heridas que esta tragedia ha dejado en su alma.