**El legado de Rubby Pérez: Un eco eterno en el merengue**
Hace apenas 16 días, el mundo de la música se vio sacudido por la trágica pérdida de Rubby Pérez, una de las voces más emblemáticas del merengue. Su muerte, ocurrida en el colapso del Jetset en Santo Domingo, dejó un vacío inmenso en la industria y en los corazones de millones de fans. Sin embargo, su legado sigue resonando con fuerza, desafiando la noción de que la muerte puede silenciar a un verdadero artista.
La tragedia, que dejó 221 víctimas y más de 155 heridos, se convirtió en un momento decisivo para el género. Desde su partida, Rubby ha visto un aumento del 40% en las reproducciones de sus canciones en Spotify, alcanzando a 1,3 millones de oyentes mensuales. Temas icónicos como “Volveré” han vuelto a cobrar vida, trayendo consigo la nostalgia y el amor que Rubby supo infundir en su música.
Su hija, Aria Pérez, ha roto el silencio con un conmovedor mensaje en redes sociales, donde afirma que su padre “vive en cada nota”. Su valentía y compromiso por honrar su legado a través de su propia música, que fusiona merengue con ritmos colombianos, están siendo aclamados por fans de ambas naciones. Aria no solo busca mantener viva la memoria de su padre, sino también inspirar a una nueva generación a abrazar el merengue.
Mientras las conversaciones sobre la seguridad en eventos masivos resuenan tras el desastre, el enfoque de Aria se centra en la celebración de la vida de Rubby, instando a los fans a recordar su generosidad y amor. Su fundación para apoyar a jóvenes músicos es un testimonio viviente de los valores que Rubby promovió durante su vida.
A medida que las emisoras tanto en Colombia como en la República Dominicana rinden homenaje a este ícono, muchos se preguntan: ¿qué canción de Rubby te hace sentir su presencia? La música, como siempre, se convierte en un refugio, un vínculo que une corazones en medio del dolor.
Rubby Pérez no solo dejó un legado musical; su vida y su sacrificio se han transformado en un símbolo de amor paternal y generosidad. Aún en la tristeza, su arte sigue iluminando el camino, recordándonos que el merengue, como el amor, nunca muere.