En una conmovedora despedida que ha conmovido al mundo, el Papa Francisco hizo un último y desgarrador pedido a segundos de su fallecimiento: ver a su amado perro, Baltazar. La noticia ha sacudido a millones, quienes lloran la pérdida de un líder espiritual que siempre demostró amor y compasión, no solo hacia los humanos, sino también hacia los animales.
Esta mañana gris en Roma, mientras las campanas de la plaza de San Pedro resonaban con una cadencia inusual, el Papa, en su lecho de muerte, solicitó la presencia de Baltazar, su fiel compañero de cuatro patas. En la habitación silenciosa, rodeado de médicos y religiosos, Francisco, con voz quebrada, pidió: “Traigan a Baltazar”. El desconcierto y la emoción llenaron el aire, mientras se hacía evidente que este encuentro no era solo un acto de despedida, sino un reencuentro de almas que habían compartido un amor incondicional.
Baltazar, que había sido llevado a Castel Gandolfo debido a la enfermedad del Papa, sintió la urgencia del momento. Con la ayuda de una hermana, fue llevado de regreso al Vaticano. Al llegar, el perro caminó con dignidad, como si entendiera la gravedad de la situación. Su andar firme lo condujo hasta la puerta de la habitación del Papa, donde se detuvo, mostrando una mezcla de respeto y amor.
Dentro, el Papa y Baltazar se encontraron en un momento sagrado. El perro, al lado de la cama, esperó en silencio, mientras el Papa, aunque ya distante, parecía percibir su presencia. Las lágrimas brotaron entre los presentes, conscientes de que estaban siendo testigos de una despedida que trasciende lo físico, un amor que perdura más allá de la vida.
El mundo ha comenzado a enterarse de esta profunda conexión. En las calles de Roma, la noticia del fallecimiento del Papa Francisco se esparció rápidamente, generando una ola de dolor y reflexión sobre su legado de amor hacia todas las criaturas. Mientras las campanas de la basílica anunciaban su partida, Baltazar permanecía a su lado, simbolizando la lealtad y el amor puro que el Papa siempre defendió. En este momento de duelo, muchos se preguntan: ¿qué nos deja Francisco, además de sus enseñanzas? La respuesta parece estar en el amor que se manifiesta en cada ser vivo.