La conmoción y el luto invaden la República Dominicana tras la llegada de la pareja de Rubby Pérez, quien aterrizó en un jet privado para rendir homenaje al icónico merenguero. En un día marcado por la tristeza, su esposa se unió a sus familiares y amigos en los actos fúnebres que se llevan a cabo en su pueblo natal, Jaina, en la provincia de San Cristóbal.
Casi dos semanas después del trágico fallecimiento de Pérez, conocido como “la voz más alta del merengue”, la atmósfera es palpable. Los fanáticos, que han llorado su pérdida en cada rincón del país, se agolpan en las afueras del recinto donde se realizan los velatorios, mostrando su respeto y amor por un artista que marcó generaciones.
La llegada de su esposa, visiblemente conmovida, se convierte en un momento simbólico, uniendo el dolor personal con el duelo colectivo. A medida que avanza el día, los homenajes se suceden, y el eco de las melodías que una vez llenaron las pistas de baile se mezcla con las lágrimas de quienes lo admiraron. “Hoy despedimos a un grande”, susurra un fanático entre sollozos, mientras otros asienten en silencio, compartiendo el mismo sentimiento de pérdida.
Las calles de Jaina resuenan con los recuerdos de Rubby Pérez, un ícono que trascendió fronteras y se convirtió en el corazón del merengue. La tristeza se siente en cada rincón, pero también el agradecimiento por el legado musical que deja. En medio de la pena, la comunidad se une para rendir un último tributo a un artista que vivirá por siempre en sus corazones.