Constantine 2 (2025) trae de vuelta a Keanu Reeves como John Constantine, un exorcista empedernido que se enfrenta a la última rebelión del infierno. Envejecido y con más rudeza, sale de las sombras cuando una oleada de posesiones insinúa una fuga demoníaca vinculada a su propia alma condenada. Con Francis Lawrence al mando, es una cruda inmersión, con clasificación R, en el ocultismo.La dinámica chisporrotea con el cínico toque de Constantine —el gruñido bajo de Reeves carga con las cicatrices de toda una vida— enfrentándose a un némesis infernal envuelto en un terror sulfuroso.
Nuevos aliados y viejos fantasmas se arremolinan en la mezcla, alimentando un choque lento de ingenio y fuerza de voluntad. La acción es abrasadora: oscuros rituales se transforman en frenéticas peleas, encendidas por el fuego del infierno y la desesperación.Visualmente, es un golpe gótico visceral: callejones lúgubres y grietas infernales brillan con una neblina sombría y humeante, filmadas con una lente acechante y melancólica. La CGI evoca demonios con un estilo denso, acompañados de una veintena de campanas tañendo y una distorsión chirriante. Es un paisaje infernal que te atrapa por el cuello.Constantine 2 (2025) es un regreso a la gabardina, conciso y cruel, que combina la tormenta silenciosa de Reeves con el terror impío. Es un pacto con el diablo que vale la pena aceptar.Calificación: 9/10