Acaba de llegar una película antológica de ciencia ficción para la era moderna, y no, no es un spin-off de Black Mirror de Netflix. Warning fusiona varios hilos en una película confusa y enrevesada, cuyas partes dispares no ofrecen ni siquiera un entretenimiento aceptable. Las únicas conexiones entre las historias son las tormentas eléctricas aleatorias que supuestamente asolan la Tierra y la línea argumental de la tecnología inquietante. No se dejen engañar por el reparto excepcionalmente completo: Warning es una colección desafortunada que no da en el clavo.

El hilo conductor principal al que volvemos una y otra vez es el de David, el astronauta, interpretado por Thomas Jane. No es aficionado a los paseos espaciales y solo tiene un compañero vocal androide para guiarlo, David se pasa la película sufriendo una crisis nerviosa en el espacio mientras se le agota el oxígeno. Volver a verlo esporádicamente mientras se acerca a la muerte sirve de poco, más allá de destacar la desoladora realidad que el público seguramente sentirá inminente. El resto de la trama va de pobre a pasable, con cada tema presentando destellos de esperanza antes de desvanecerse.

Claire (Alice Eve) empieza a tener problemas con su equivalente en casa, Alexa, Dios, quien posteriormente registra cada uno de sus pecados. Ben (Patrick Schwarzenegger) acecha a su exnovia (Kylie Bunbury) mediante el uso de un equipo de realidad virtual de alta tecnología, y nos vemos obligados a avanzar y retroceder rápidamente en su lujuriosa relación. Liam (Alex Pettyfer) ha decidido no vivir sus últimos días como inmortal y, en cambio, “morir de forma natural” con su nueva novia, Nina (Annabelle Wallis), pero su familia tiene otros planes. Magda (Garance Marillier) trabaja como prostituta y alquila su mente y cuerpo a quienes estén dispuestos a pagar un alto precio. Elementos visuales como un charco de aceite o lodo negro que fluye sobre el visor de realidad virtual y una extraña conexión de cordón umbilical de aspecto retorcido intentan saturar torpemente los elementos de ciencia ficción sobre la semi-realidad.

El principal problema es que, si se presentara de forma similar a Black Mirror, donde varios episodios contarían historias separadas relacionadas con la tecnología, Warning tendría margen de maniobra para desarrollar cada relato. Quizás una película completa realzaría un par de ellas, mientras que el resto probablemente presentaría defectos más graves. La película está editada y recortada para mostrar la interconexión de cada segmento: una táctica deficiente y poco convincente que se vuelve innecesaria rápidamente. Tal como está, todos los aspectos, de principio a fin, están simplemente a medio hacer. Sigue siendo difícil preocuparse sin un solo personaje bien desarrollado. La premisa puede estar llena de posibilidades, pero una película antológica es tan buena como su punto más débil.

Los pocos puntos positivos residen en la cinematografía y la actuación. Para ser una película de ciencia ficción independiente, parece engañosamente cara. El elenco hace lo que puede con papeles limitados que probablemente eran mucho más superficiales en el papel. Sinceramente, un anuncio de radio sobre la nueva cepa de “COVID-19” “en las Islas Vírgenes Estadounidenses” en la recta final fue suficiente para amargarme la película por completo. A pesar de un segmento fuerte que resulta tierno y divertido, Warning no tiene nada que decir que sea de mucho interés.

Presten atención a Warning cuando este experimento antológico llegue a cines con un número limitado de entradas, On Demand y Digital el viernes 22 de octubre.