El mundo del entretenimiento mexicano se ha sumido en una profunda tristeza — y en una ola de misterio — tras la devastadora noticia del fallecimiento de Elena Rojo, la legendaria actriz que marcó una era en el cine y la televisión. La noticia fue confirmada por su exesposo, el icónico actor Juan Ferrara, quien con voz entrecortada reveló:
“Nunca dejé de amarla… y ahora que se fue, siento que una parte de mí ha muerto también.”
Ferrara, de 80 años, confesó que Elena fue el amor de su vida, una declaración que ha estremecido a sus millones de seguidores. Pero lo que pocos sabían es que, según allegados, los dos nunca dejaron de comunicarse, incluso décadas después de su separación en 1987. “Se hablaban en secreto, casi como si el destino se negara a separarlos por completo”, dijo una fuente cercana a la familia.
Elena, de 79 años, había librado una batalla silenciosa contra el cáncer, negándose a aparecer en público durante los últimos meses. Algunos reportes aseguran que pasó sus últimos días rodeada de cartas y fotografías antiguas de Ferrara, a quien habría llamado la noche antes de fallecer.
“Fue una llamada corta… pero llena de amor y despedida”, contó una persona del entorno del actor.
Su muerte ha dejado una sensación de vacío, pero también de inquietud: ¿Qué fue lo último que Elena le dijo a Juan? ¿Por qué él ha permanecido en completo aislamiento desde el anuncio? Algunos amigos afirman que Ferrara no ha podido dejar su casa y que pasa las noches viendo películas donde actuaron juntos, repitiendo una y otra vez una escena donde ella le decía:
“El amor verdadero no muere… solo se transforma.”
Más que una historia de fama y éxito, la de Ferrara y Rojo es una tragedia de amor eterno, de esas que Hollywood envidiaría.
Hoy, México despide a una de sus estrellas más brillantes, mientras un hombre, en silencio, llora el adiós de la mujer que fue — y siempre será — su gran amor.
