La tensión en el Palacio de Zarzuela ha alcanzado niveles insostenibles a medida que se aproxima el cumpleaños número 18 de la infanta Sofía, programado para el 29 de abril. En un giro inesperado, la reina Sofía ha tomado la delantera en la organización de la celebración, lo que ha provocado un choque frontal con la reina Letizia, quien hasta ahora había mantenido el control sobre los eventos familiares.
Fuentes cercanas a la familia real han revelado que la reina Sofía, abuela de la infanta y figura venerada en la monarquía, ha expresado su deseo de ser la encargada de coordinar la fiesta, una decisión que ha generado celos en la reina consorte. Letizia, conocida por su carácter fuerte, ha mostrado resistencia a ceder el control, lo que ha llevado a un enfrentamiento entre ambas reinas.
La infanta Sofía, quien ha cultivado un lazo especial con su abuela, ha intercedido en favor de la celebración, deseando que su cumpleaños sea un evento íntimo y familiar, rodeada de quienes realmente la conocen. Este deseo ha sido un punto clave en la disputa, ya que la reina Sofía ha dejado claro que su intención es organizar un evento que refleje su cercanía con la joven, mientras que Letizia parece querer imponer su propia visión.
La situación se complica aún más con la ausencia potencial de la princesa Leonor, quien podría estar imposibilitada de asistir debido a su formación militar. Esto añade una capa de urgencia a la celebración, ya que la familia real se enfrenta a la posibilidad de una reunión incompleta.
Con el rey Felipe VI en medio de esta batalla de voluntades, la pregunta sobre quién tendrá la última palabra en la organización del cumpleaños de la infanta Sofía se vuelve crítica. Mientras tanto, la opinión pública observa con expectación, preguntándose si la tradición familiar prevalecerá sobre las tensiones modernas en la Casa Real. La situación en Zarzuela es delicada y todos los ojos están puestos en cómo se desarrollarán los acontecimientos en los días venideros.
