Antonio Aguilar, el icónico Charro de México, dejó un legado musical imborrable, pero antes de su muerte, sorprendió al mundo al revelar los seis cantantes que más despreciaba. En un giro inesperado, Aguilar, conocido por su disciplina y su amor por la tradición ranchera, rompió su habitual silencio, expresando su desdén hacia figuras veneradas que, en su opinión, traicionaron la esencia de la música mexicana.
Entre los nombres mencionados, destacan gigantes como Juan Gabriel y Vicente Fernández. Aguilar no solo los consideraba competidores, sino que los veía como símbolos de una transformación peligrosa en la ranchera, donde el espectáculo y la teatralidad eclipsaban la autenticidad y el dolor que él creía debían ser el núcleo de este género. Su famosa frase, “Esto ya no es nuestro”, resonó con fuerza tras una actuación de Juan Gabriel, subrayando su desaprobación hacia un estilo que él consideraba superficial.
La tensión con Vicente Fernández se intensificó por un episodio relacionado con un sastre, reflejando una rivalidad que iba más allá de lo personal. En cuanto a Alejandro Fernández, hijo de Vicente, Antonio sintió que el pop había diluido la esencia del charro, viéndolo como un embajador de un género convertido en producto comercial.
Los nombres que Aguilar mencionó no solo revelan su visión del arte, sino también un profundo descontento con la dirección que estaba tomando la música mexicana. Su silencio, a menudo más elocuente que las palabras, dejó claro que para él, la ranchera debía ser un juramento, no un disfraz. La revelación de estos seis nombres, justo antes de su muerte en 2007, plantea preguntas sobre el futuro de la tradición musical que él tanto defendió. ¿Tenía razón Antonio al trazar esa línea tan dura? La controversia continúa resonando en el corazón de la música mexicana.