El príncipe William y Kate Middleton se encuentran en una tormenta de furia y traición tras la sorprendente orden de la reina Camila de retirar la estatua de la princesa Diana del jardín hundido de Kensington. En una maniobra que ha sacudido los cimientos de la monarquía británica, la decisión, tomada en secreto y sin el conocimiento de William y Kate, ha desatado un caos sin precedentes en el palacio.
La estatua, un símbolo de amor y compasión, fue desmantelada en la oscuridad de la noche, dejando a los seguidores de Diana en estado de shock y provocando una ola de indignación pública. “¿Cómo se atreve Camila a borrar a Diana?”, claman los ciudadanos en las redes sociales, donde el hashtag #DianaVive se ha convertido en tendencia global. La furia de los fans de la princesa de corazones ha llevado a manifestaciones masivas en Londres y ciudades de todo el mundo, exigiendo la restitución de la estatua.
William, furioso al enterarse de la traición, ha convocado a sus consejeros, mientras que Kate, recién recuperada de su lucha contra el cáncer, ha emergido como una guerrera decidida a proteger el legado de su suegra. En una reunión tensa, Kate desafió a Camila, afirmando que la memoria de Diana no será borrada. “No permitiré que la memoria de la princesa Diana sea eliminada”, declaró con firmeza, convirtiéndose en la voz de millones que aún veneran su legado.
La situación ha llevado a un punto crítico, y la presión pública está creciendo. Camila, atrapada entre su deseo de avanzar y la lealtad hacia Diana, enfrenta un desafío monumental. La estatua de Diana, que se había convertido en un santuario para miles, ahora se encuentra en el centro de una guerra real. La batalla por la memoria de la princesa ha estallado, y el futuro de la monarquía británica pende de un hilo. ¿Logrará la reina Camila mantener su posición, o será la determinación de Kate la que prevalezca? El tiempo lo dirá, pero una cosa es clara: la llama de Diana sigue viva, y su legado está lejos de ser olvidado.