Álvaro Uribe Vélez, el expresidente colombiano, ha dado un giro inesperado en su proceso judicial al renunciar a la prescripción de su caso, una jugada que podría cambiar el rumbo de las elecciones de 2026 en Colombia. En una declaración impactante al magistrado Manuel Merchán del Tribunal Superior de Bogotá, Uribe afirmó que, a pesar de tener la opción de salir de este complicado proceso, opta por enfrentar la verdad, un acto que, según expertos, podría tener profundas implicaciones políticas.

La decisión de Uribe, que vence el 16 de octubre de 2025, le permite al tribunal un plazo adicional de dos años para fallar su caso. Esta estrategia ha generado reacciones encontradas, con el senador Iván Cepeda sugiriendo que la renuncia es un intento de Uribe por mantenerse libre mientras se prepara para la campaña electoral. Analistas consideran que esta movida arriesgada podría fortalecer su imagen ante la derecha colombiana, presentándolo como una víctima de persecución política y judicial.

Mientras tanto, el panorama político se agita. Daniel Quintero, un candidato de la izquierda, ha anunciado que revelará su decisión sobre su candidatura mañana a las 7 a.m., tras conversaciones con el presidente Gustavo Petro. Las divisiones dentro del Pacto Histórico se intensifican, con descontento entre militantes y acusaciones de exclusión.

Con Uribe en la arena política y movimientos significativos en la izquierda, el clima electoral se calienta. La renuncia a la prescripción no solo es un acto de desafío judicial, sino también una jugada maestra que podría reconfigurar las alianzas y estrategias en un país dividido. La incertidumbre reina y el reloj avanza, marcando el tiempo que queda para definir el futuro político de Colombia.