Skyfall 2 comienza con un funeral y termina con un ajuste de cuentas. Un dispositivo de cifrado robado amenaza a todas las agencias de inteligencia del mundo, pero el MI6 tiene otro problema: James Bond ha desaparecido. Cuando un nuevo agente 00 comienza a ejecutar asesinatos de alto perfil en nombre de Bond, surge la pregunta: ¿ha desertado o le han tendido una trampa? Las líneas se difuminan en un laberinto de identidades dobles, agentes con lavado de cerebro y secretos enterrados de la Guerra Fría.
Daniel Craig ofrece una de sus interpretaciones más complejas de Bond: magullada, introspectiva y peligrosamente impredecible. Léa Seydoux regresa con una elegancia atormentada, mientras que Ralph Fiennes y Ben Whishaw ofrecen seriedad y un sutil desafío. La cinematografía rezuma cine negro: sombras en estaciones de tren, lluvia fría sobre adoquines, secretos intercambiados en silencio. Más cerebral que explosiva, la tensión en Skyfall 2 es un resorte en espiral de ética de espionaje. Es Bond tal y como debía ser: mítico, imperfecto, inolvidable.