¡ESCÁNDALO EN EL GOBIERNO! La reciente controversia en torno al presidente Gustavo Petro ha alcanzado nuevas dimensiones tras su publicación en redes sociales, donde aseguró mostrar viviendas construidas por su administración en el resguardo indígena Tanela, en Unguía, Chocó. Sin embargo, la imagen fue rápidamente desmentida por usuarios que afirmaron que pertenecía a un hotel turístico en Ecuador. Esta situación ha desatado un acalorado debate que pone en tela de juicio la veracidad de las afirmaciones presidenciales.
La ex reina de belleza y activista social Vanessa Mendoza, oriunda de Chocó, ha sido una de las voces más críticas, desafiando al mandatario con un contundente mensaje: “Señor Gustavo Petro, deje de mentir en mi Unguía Chocó, usted no ha hecho nada y ni lo hará”. Estas palabras resuenan con fuerza entre los chocoanos, quienes han sufrido el abandono estatal durante décadas, enfrentando pobreza extrema y falta de acceso a servicios básicos.
El Chocó, a pesar de su riqueza natural, es una de las regiones más empobrecidas de Colombia. La situación de las comunidades indígenas y afrodescendientes es particularmente alarmante, con escasa inversión estatal y amenazas constantes de actores armados ilegales. Mendoza no solo expresa su descontento, sino que amplifica el clamor de miles que sienten que sus necesidades han sido sistemáticamente ignoradas.
La polémica también subraya el poder de las redes sociales, que pueden servir tanto para visibilizar avances como para propagar desinformación. La responsabilidad de verificar la información se vuelve crucial, especialmente cuando proviene de figuras públicas. Este episodio revela la urgente necesidad de que el gobierno tome acciones concretas para mejorar las condiciones de vida en Chocó, más allá de las promesas vacías que han caracterizado a administraciones anteriores.
El caso de Tanela es un llamado a la acción. Las comunidades, a pesar de su fortaleza y resiliencia, requieren un apoyo genuino del Estado para superar los desafíos estructurales que enfrentan. La pregunta que queda en el aire es: ¿será este el momento en que el gobierno finalmente escuche el clamor de una región olvidada?