María Rodríguez, cuñada de Diogo Jota, rompió su silencio tras la trágica muerte de su esposo, Andrés Silva, y su cuñado en un accidente automovilístico hace 11 días. En un impactante video, María expresa su indignación al ver cómo el foco mediático se centra exclusivamente en Diogo, mientras su familia enfrenta un dolor casi invisible.
El 3 de julio de 2025, la vida de María se detuvo al recibir la devastadora noticia: su esposo y Diogo, ambos fallecidos en un accidente en la A52 cerca de Cernadilla, Zamora. Un Lamborghini Huracán se salió del camino tras un reventón de neumático, estallando en llamas. María, atrapada en su propio duelo, revive el horror de esa llamada, el silencio abrumador que siguió y la rabia que siente al ver a su marido relegado a un segundo plano en la narrativa mediática.
Con cada palabra, María reivindica a Andrés, un joven de 25 años con una prometedora carrera en el fútbol, formado en clubes como Porto y Peñafiel. Mientras el mundo llora a Diogo, ella exige justicia emocional, recordando que su esposo también tenía sueños, historias y una vida que merece ser reconocida. La indiferencia hacia su pérdida la hiere profundamente; siente que su dolor ha sido marginado por el espectáculo que rodea a la estrella del fútbol.
María no busca fama, sino verdad. A medida que los homenajes a Diogo se multiplican, su esposo parece desvanecerse en la memoria colectiva. La Federación Portuguesa ha declarado duelo nacional, pero María subraya que no basta. Ella exige que se reconozca a Andrés con la misma fuerza, que su legado no sea olvidado.
“¿Quién llora a Andrés?”, pregunta María, mientras denuncia la falta de atención a su vida y carrera. Con un nudo en la garganta, recuerda la última conversación que tuvo con él, llena de promesas y amor, antes de que todo se desvaneciera en un instante. Su historia no puede quedar en el olvido; María está decidida a alzar su voz por todos aquellos que han perdido a seres queridos y se sienten invisibles.