La reina Sofía ha reaparecido devastada y en lágrimas, confirmando lo peor sobre el estado de salud de su hermana, la princesa Irene de Grecia. En un emotivo momento, las infantas Elena y Cristina han revelado que la situación es crítica, lo que ha llevado a la reina a modificar drásticamente su agenda veraniega en Palma de Mallorca.
Este 10 de julio, la madre del rey Felipe VI enfrenta uno de los veranos más difíciles de su vida. La salud de la princesa Irene, conocida cariñosamente como “tía Pecu”, ha mostrado un alarmante deterioro físico y cognitivo, exigiendo cuidados constantes y atención ininterrumpida. Aunque no se ha emitido un parte médico oficial, fuentes cercanas aseguran que su estado es extremadamente frágil.
Sofía, quien ha compartido su vida con Irene durante más de 40 años en el Palacio de la Zarzuela, se ha volcado por completo en su cuidado. En un acto de amor incondicional, llegó a considerar cancelar sus vacaciones para estar a su lado. Sin embargo, gracias a la intervención de sus hijas, ha decidido mantener un viaje breve a Mallorca, aunque sin agenda oficial y rodeada de su círculo íntimo.
La conmoción fue palpable cuando la reina fue vista visiblemente afectada, con lágrimas en los ojos, un momento que no pasó desapercibido para quienes la rodeaban. La situación ha tocado el corazón de muchos seguidores de la familia real, quienes ahora se unen en oraciones por la pronta recuperación de la princesa Irene.
Este verano, marcado por la introspección y la preocupación familiar, refleja un vínculo que trasciende títulos. La reina Sofía se mantiene firme en su decisión de priorizar el bienestar de su hermana sobre cualquier compromiso público. La casa real se enfrenta a un momento de vulnerabilidad, y la humanidad de sus gestos resuena profundamente en la comunidad. La familia real, en su dolor, nos recuerda la fragilidad de la vida y la importancia de la cercanía en los momentos difíciles.