La Marina de los Estados Unidos se prepara para un cambio radical en su capacidad de proyección de poder marítimo. En un esfuerzo por mantener su dominio en un entorno cada vez más contestado, el país está invirtiendo fuertemente en una nueva generación de portaaviones y buques de asalto anfibio. Estos futuros buques, que incluyen el USS Bougainville (LHA-8) y el USS Enterprise (CVN-80), están diseñados para afrontar los desafíos del siglo XXI, con la entrega de los primeros modelos programada para antes de 2026.
El USS Bougainville, el primer buque de asalto anfibio de la clase America, está en la cúspide de esta transformación. Con un diseño que combina capacidades aéreas y anfibias, este barco de 45,693 toneladas será fundamental en operaciones en el Indo-Pacífico y el Mediterráneo. Su capacidad para lanzar aeronaves de despegue vertical y de ala fija, como el F-35B, la convierte en una herramienta crucial para la proyección de fuerza.
Mientras tanto, el USS Enterprise, el tercer portaaviones de la clase Ford, está en construcción y se espera que se una a la flota para 2029. Equipado con tecnología de lanzamiento electromagnético y un ala aérea que incluye drones avanzados, el Enterprise simboliza el futuro de la guerra naval. Junto a estos, el USS Doris Miller y el USS William J. Clinton están en la línea de producción, cada uno con innovaciones que reflejan la evolución continua de la tecnología militar.
Con la urgencia del panorama geopolítico actual, estos buques no solo representan una inversión en infraestructura, sino también un compromiso con la seguridad nacional y la capacidad de respuesta ante amenazas globales. La Marina de los EE. UU. está marcando el rumbo hacia un futuro donde la automatización y la integración de sistemas no tripulados son esenciales para la defensa. La era de los portaaviones está lejos de terminar; de hecho, está a punto de comenzar un nuevo capítulo decisivo.