Diogo Jota, el joven astro del fútbol portugués, encontró un destino trágico en la madrugada del viernes, cuando su vida se apagó entre llamas en un accidente de tráfico devastador. A las 12:40 de la mañana, su Lamborghini Urus, acompañado por su hermano André, se salió de la carretera en la peligrosa autopista A 52, estrellándose contra un terraplén de piedra. El impacto fue brutal, y el vehículo comenzó a arder casi de inmediato.
Testigos presenciales relatan que los gritos desgarradores de los hermanos resonaban en la oscuridad, pidiendo auxilio mientras el fuego consumía su coche. Nuno Pereira, un camionero que se detuvo al escuchar la explosión, intentó desesperadamente romper las ventanas con piedras y extintores, pero el calor era insoportable. “Era como si el tiempo se detuviera”, recordó, visiblemente afectado por la impotencia de no poder salvar a Diogo y André.
Ambos hermanos, que viajaban a Santander para tomar un ferry hacia el Reino Unido, estaban conscientes y luchando por sobrevivir en los momentos críticos tras el impacto. Sin embargo, el sistema de emergencia del vehículo estaba desactivado, y la caja negra se reinició justo después de la colisión, lo que ha llevado a especulaciones sobre un posible sabotaje.
La noticia de su muerte se propagó rápidamente, dejando a la comunidad futbolística en shock. El Liverpool y la Federación Portuguesa de Fútbol rindieron homenaje a Diogo, un jugador cuya carrera prometía brillar intensamente. La tragedia no solo conmocionó a sus seguidores, sino que también dejó preguntas sin respuesta sobre las circunstancias que rodearon el accidente.
Mientras las autoridades investigan, el video de un testigo que captó un coche negro siguiendo al Lamborghini ha avivado teorías de persecución. Sin embargo, la familia de Diogo y André pide respeto en su duelo, mientras el mundo del fútbol llora la pérdida de dos vidas llenas de sueños y promesas. En una noche que comenzó como cualquier otra, el destino les jugó una cruel jugada, y el eco de sus gritos aún resuena en la memoria de quienes intentaron ayudar.