La muerte de Rubby Pérez ha desatado un escándalo familiar que trasciende la tristeza de su partida. Mientras el país llora al icónico merenguero, su amante, Michelle Reinoso, ha decidido romper el silencio y compartir su verdad, generando un torbellino de emociones y reacciones. Su hija, Sulinka Pérez, ha expresado su dolor públicamente, pero las palabras de Michelle han añadido una nueva dimensión al relato, revelando la complejidad de una historia marcada por el amor y la traición.
Michelle, quien se ha mantenido alejada del ojo público, se sintió impulsada a hablar después de escuchar a Sulinka. Su testimonio es desgarrador: “Mi hija no fue un error, fue una bendición”. Con estas palabras, Michelle busca reivindicar su lugar en la vida de Rubby y el amor que compartieron, un amor que, según ella, no debe ser reducido a un simple escándalo de infidelidad. En su relato, destaca la importancia de la humanidad en medio del juicio público, pidiendo respeto por su historia y la de su hija.
El funeral de Rubby, en lugar de ser un momento de duelo, se ha convertido en un escenario de conflictos familiares y mediáticos. Michelle describe un abrazo entre ella y Sulinka, un intento de paz que se ha visto empañado por la cobertura sensacionalista de los medios. Mientras los programas de televisión buscan escándalos, Michelle anhela que se reconozca el amor que existió, recordando que detrás de cada titular hay personas con sentimientos y verdades complejas.
La historia de Rubby Pérez no es solo la de un artista, sino la de un hombre que, a pesar de sus errores, dejó una huella profunda en quienes lo amaron. Michelle ha decidido hablar no para buscar venganza, sino para proteger la dignidad de su hija y recordar que el amor puede surgir incluso en las circunstancias más difíciles. En un mundo donde el juicio es inmediato y el escándalo atrae más atención que la verdad, su mensaje es un llamado a la empatía y a la comprensión de que hay múltiples versiones de una historia.