Fofo Márquez, el autoproclamado “niño millonario de México”, ha caído de su pedestal de lujo y excesos para enfrentar una condena de 17 años y 6 meses de prisión por tentativa de feminicidio. Este influencer, conocido por su arrogancia y ostentación, ahora se encuentra tras las rejas tras un violento incidente en Naucalpan, donde agredió brutalmente a una mujer tras una discusión de tránsito. La situación ha desatado una ola de indignación en redes sociales, donde el video del ataque se volvió viral en cuestión de horas, revelando su verdadero rostro al público.
Nacido en una familia adinerada, Fofo disfrutó de una vida de excesos, autos deportivos y fiestas lujosas, pero su comportamiento impulsivo y misógino lo llevó a acumular enemigos en el mundo digital. A pesar de las señales de alerta y las advertencias de otros influencers sobre su conducta, su fama y ego crecieron, impulsados por su contenido provocador y su desprecio por las normas sociales. Sin embargo, su última acción ha tenido consecuencias devastadoras.
El 30 de enero de 2025, un juez lo declaró culpable, y no hubo clemencia: un fallo histórico que marca un precedente en el combate a la violencia de género en México. Desde su arresto, Fofo ha sido trasladado a un penal donde se ha enfrentado a la dura realidad de su condena. Su madre ha expresado su temor por su vida en prisión, mientras que otros cuestionan la equidad de la justicia, preguntándose por qué su caso ha obtenido atención cuando otros casos de violencia de género siguen impunes.
La historia de Fofo Márquez es un crudo recordatorio de que el poder y la fama no son inmunidad ante la justicia. Su caída es emblemática de una cultura que a menudo confunde popularidad con impunidad, y su condena podría ser el inicio de un cambio en la forma en que se aborda la violencia en el país. La sociedad exige respuestas y consecuencias, y el caso de Fofo es solo el comienzo.