Con vidas muy discretas pero unidos a su familia, los tres hijos de Julio Iglesias y Miranda Rijnsburger han preferido disfrutar del éxito y amor de su familia de puertas para adentro.

Han crecido en la opulencia de las mansiones familiares, pero también rodeados del amor por la música de su progenitor. Eso sí, sus vidas son muy discretas, a pesar de haber aparecido en alguna portada de la revista ¡Hola! Pero, a diferencia de Victoria y Cristina, sus hermanas mellizas, Miguel Alejandro, Rodrigo y Guillermo, los tres hijos que Julio Iglesias tuvo con Miranda Rijnsburger viven su vida de puertas para adentro.

Guillermo es el más pequeño de todos, y todavía no ha salido de la adolescencia. Y sus hermanos mayores apenas se fotografían en Instagram. Viven al margen de la popularidad de su padre, aunque parece que han heredado su talento.

Todos nacieron en Miami, y se han criado en la isla de Indian Creek, la isla privada de los millonarios, donde, en los últimos años se ha instalado Ivanka Trump. Estudiaron en el Miami Country Day School, uno de los colegios más elitistas y prestigiosos de Florida que está en medio de un campo de golf privado. Llevan una vida tranquila entre la música y el deporte.

Este verano Miguel Alejandro, o Michael, como prefiere que le llamen, ha pasado unos días de tranquilidad con varios amigos en Las Cuatro Lunas, la preciosa finca de Ojén en la que Miranda pasa el verano todos los años con alguno de sus hijos.

Julio no ha parecido por allí en los dos últimos años, como consecuencia de la pandemia, aunque parece que tiene algunos achaques de salud –que él ha desmentido recientemente– que le han llevado a retirarse en su casa de República Dominicana.

Michael, el más parecido físicamente a su padre y a su hermano Enrique, trabaja, a sus 25 años, como asesor inmobiliario en una agencia de casas de lujo. Estudió finanzas en Miami, pero comparte con su padre su pasión por la música. Salió con la tenista rusa Danielle Obolevitch aunque la relación se rompió hace un tiempo.

Es un apasionado del kite surf y del motociclismo, la pesca, bucear y los coches de lujo (en un cumpleaños recibió un BMW M5 valorado en 140.000 euros). Cuando está en Marbella juega al golf y al tenis con su madre, Miranda. En su Instagram se le puede ver con una espectacular motocicleta «vintage» o durante sus vacaciones en Punta Cana en otro momento del verano.

«Lo que más me fascina de mi padre es que a día que hoy sigue logrando llenar estadios de fans que se mueven por su música. Eso es algo de lo que se puede estar muy orgulloso», decía su hijo en una entrevista que tuvo lugar en el año 2015.

Su hermano Rodrigo, de 23 años, quiere ser cantante («Quiero ser artista, como mi padre y mi hermano. La siguiente generación de los Iglesias», explicó a la revista ¡Hola!), toca la guitarra, le gustan el motocross y los deportes acuáticos como el surf y tiene un look con el pelo bastante largo y con aire melancólico. Le gusta fotografiarse con sus hermanas, las mellizas Victoria y Cristina. Rodrigo adora a su padre, al que considera uno de los mayores artistas, además de un gran deportista.