A sus casi 50 años, PenĂ©lope Cruz sigue siendo un misterio para Hollywood. Mientras otros se apresuran a someterse a costosas cirugĂas y tratamientos, la actriz española parece haber hecho un pacto con el tiempo. Su piel resplandece, su figura se mantiene intacta y su mirada conserva esa mezcla de fuerza y ââdulzura que conquistĂł el cine mundial. Pero detrĂĄs de su belleza se esconde una rutina tan estricta como sorprendente, una que algunos llaman un “ritual sagrado”.
Uno de sus mayores secretos es su odio al azĂșcar. PenĂ©lope no solo lo evita: lo ha desterrado por completo de su vida. “El azĂșcar es el enemigo silencioso del cuerpo”, ha dicho mĂĄs de una vez. Sus amigos cercanos aseguran que no ha probado ni una gota de dulce en años. Nada de pasteles, refrescos ni postres en los estrenos. “Prefiero una piel firme a un antojo de diez segundos”, confesĂł, segĂșn se dice, entre risas. SegĂșn sus allegados, la actriz incluso lleva un detector de azĂșcar en el bolso para analizar los ingredientes de los alimentos que come fuera de casa.
Su dieta es igualmente disciplinada. Come solo frutas y verduras orgĂĄnicas, carnes de animales criados naturalmente y comidas caseras. Su bebida favorita no es el vino, sino agua pura. En sus propias palabras: “Antes no bebĂa lo suficiente. Ahora bebo litros cada dĂa. Mi cuerpo lo nota, mi piel tambiĂ©n”. Se dice que en el set pide botellas de agua alcalina importada de JapĂłn, conocida por su efecto antioxidante.
Pero no todo es dieta: su rutina fĂsica roza lo extremo. PenĂ©lope practica Bikram yoga, o “yoga caliente”, un mĂ©todo que se realiza en salas con temperaturas superiores a los 40 grados Celsius. “Sientes que tu cuerpo se derrite, pero luego renaces”, dijo en una entrevista. Este tipo de entrenamiento no solo fortalece los mĂșsculos y mejora la circulaciĂłn, sino que, segĂșn ella, purifica la mente y elimina la energĂa negativa. Algunos afirman que su constancia con el yoga es tan intensa que no pasa un solo dĂa sin practicar al menos una hora, incluso cuando estĂĄ filmando en otro continente.
Y por si fuera poco, PenĂ©lope ha incorporado un curioso hĂĄbito que aprendiĂł de una monja tibetana durante el rodaje: masajearse la cara con hielo cada mañana mientras repite afirmaciones positivas. “No es solo un masaje, es un ritual para conectar con mi energĂa femenina”, segĂșn dijo. Este gesto diario, junto con el cuidado obsesivo de su sistema digestivo, es, segĂșn sus allegados, su verdadera arma secreta contra el envejecimiento.
Hoy, medio siglo despuĂ©s y con una carrera imparable, PenĂ©lope Cruz luce mĂĄs radiante que nunca. Sus fans la llaman “la mujer que desafiĂł los años”, y sus colegas de Hollywood dicen que verla de cerca es “como ver a alguien que no ha envejecido”.
đ« QuizĂĄs su secreto no resida solo en lo que come o cuĂĄnto entrena… sino en su fĂ©rrea disciplina, su serenidad y una voluntad de hierro que ni siquiera el paso del tiempo ha podido quebrantar.