**LA CAÍDA DE LA CORTE CONSTITUCIONAL A MANOS DE PETRO: EL FIN DE LA DEMOCRACIA**
Colombia se encuentra al borde de un abismo político. Mañana, el Senado decidirá el futuro de la democracia en el país al elegir al nuevo magistrado de la Corte Constitucional, reemplazando a José Fernando Reyes. La candidata del gobierno, María Patricia Balanta, podría ser la clave para que Gustavo Petro controle la corte con una mayoría de cinco magistrados afines a su ideología. Este movimiento ha encendido alarmas en todo el país, con voces de alarma que evocan el sombrío destino de Venezuela.
La Corte Constitucional ha sido la última línea de defensa contra los intentos de Petro de consolidar su poder. Con cuatro de los nueve magistrados ya alineados con su agenda, la elección de Balanta podría significar el colapso total de la independencia judicial. Desde su llegada, Petro ha demostrado ser un maestro en manipulación política, y su reciente amenaza a los congresistas para que respalden a Balanta solo intensifica la preocupación.
La situación se complica aún más con la maquinaria del gobierno, liderada por Armando Benedetti, que ha comenzado a persuadir a senadores indecisos, llevando la votación a un empate virtual. La elección de Balanta no solo afectaría la legitimidad de la Corte, sino que también podría abrir la puerta a la reelección de Petro y a un control absoluto del poder.
Las voces de figuras políticas y candidatos presidenciales se alzan en advertencia, subrayando que la elección de mañana es más que un simple nombramiento; es un golpe directo a la democracia. Si Balanta es elegida, el país podría enfrentar un neocomunismo peligroso, donde las libertades civiles están en riesgo y la Constitución de 1991 se convierte en un mero documento sin valor.
Los senadores deben reflexionar: ¿están dispuestos a entregar el futuro de Colombia a un régimen que ya ha mostrado su disposición a utilizar tácticas de coerción y manipulación? La democracia está en juego, y el momento de actuar es ahora. El país entero debe estar alerta y exigir responsabilidad a sus representantes. Mañana, el destino de Colombia se decidirá en el Senado.