Camila, la consorte real, ha sido expulsada del Palacio de Kensington tras un escándalo que sacude los cimientos de la familia real británica. La princesa Catalina ha revelado un robo impactante: dos joyas emblemáticas de la difunta princesa Diana, valoradas en más de 600,000 libras esterlinas, han desaparecido misteriosamente, y la principal sospechosa es Camila. Todo comenzó cuando la hija de Camila fue vista usando los pendientes de Diana durante un almuerzo formal, lo que desató una investigación que llevó a la inmediata expulsión de Camila por parte del príncipe Guillermo.
La crisis se inició el 18 de junio de 2025, cuando Catalina, revisando objetos familiares para una exhibición privada, descubrió la ausencia del collar de perlas que Diana recibió en su 18 cumpleaños y de unos pendientes raros de Qatar. La falta de registros de su retiro y la intacta seguridad del palacio apuntan a un acto deliberado. Catalina, alarmada pero serena, notificó a su equipo, y la búsqueda de las joyas resultó infructuosa, lo que la llevó a sospechar de un plan meticuloso.
A medida que la situación se intensificaba, Guillermo, decidido a proteger el legado de Diana, ordenó el cierre inmediato de todos los tesoros familiares restantes y reactivó el protocolo de auditoría real. En una confrontación tensa, Catalina se enfrentó a Laura López, quien lucía los pendientes robados, desatando una tormenta mediática que llevó a la familia real a la cuerda floja. La indignación pública fue instantánea, con miles de comentarios en redes sociales condenando el robo.
El 24 de junio, Guillermo tomó la drástica decisión de revocar el privilegio real de Camila, excluyéndola de cualquier rol relacionado con la colección de Diana. La monarquía se encuentra en crisis, y el silencio del palacio es ensordecedor. Mientras el mundo observa, Catalina se posiciona como la guardiana del legado de Diana, sellando las joyas y protegiendo su memoria. La historia real está en juego, y el futuro de la corona británica pende de un hilo.