La infanta Cristina ha tomado una decisión que sacude los cimientos de la Casa Real española: se aparta de la institución para proteger el futuro de sus hijos. En un giro inesperado, la hermana del rey Felipe VI ha confirmado su intención de mantener a sus cuatro hijos alejados de los focos mediáticos y del estricto protocolo monárquico. Esta determinación, revelada por Monarquía Confidencial, marca un antes y un después en su relación con la familia real.
Cristina busca que su hija menor, Irene, y su hijo Pablo Urdangarín, se alejen de las obligaciones que conlleva el apellido Borbón. La infanta ha expresado su preocupación por la influencia negativa que la vida pública puede tener en sus hijos, especialmente tras observar el camino que ha tomado su sobrina, Victoria Federica, quien ha estado en el centro de atención mediática. Fuentes cercanas aseguran que Cristina está decidida a evitar que Irene siga ese camino de superficialidades y polémicas.
La situación es crítica: la decisión de Cristina no solo refleja su deseo de proteger la intimidad de su familia, sino que también evidencia un distanciamiento progresivo de la Casa Real. La infanta ha dejado claro que la autonomía y el bienestar de sus hijos son su prioridad, por encima de cualquier obligación institucional. Esta postura representa un duro golpe para la monarquía, que se enfrenta a un nuevo desafío en su imagen pública.
Mientras la Casa Real observa con inquietud, Cristina se mantiene firme en su decisión. La infanta ha demostrado que no está dispuesta a sacrificar la felicidad de sus hijos por el peso de la tradición. Con esta declaración de intenciones, la infanta Cristina lanza un mensaje contundente: la familia y su bienestar son lo primero. La Casa Real deberá adaptarse a esta nueva realidad, donde la discreción y la protección familiar priman sobre el deber monárquico. La situación está en constante evolución y se espera que haya más reacciones en las próximas horas.